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La Creación del Hombre

La Creación del Hombre.

La transmisión del ser del Hombre

¿Cómo se transmite el aspecto inmaterial del hombre de generación a generación?

Tradicionalmente varias respuestas se han sugerido a esta pregunta.

1. Preexistencia.

Este punto de vista afirma que al principio Dios creó todas las almas humanas, las cuales estaban confinadas en cuerpos humanos como un castigo. Las almas pasan por varias encarnaciones a través de la historia y contraen la pecaminosidad en el proceso.

Platón y los griegos enseñaban la transmigración de las almas, y en la iglesia primitiva Orígenes mantenía un punto de vista similar (ca. 185–ca. 254). En tiempos modernos lo enseñan la teosofía, el hinduismo, y el filósofo F. R. Tennant.

El cristianismo ortodoxo nunca mantuvo este punto de vista, puesto que no tiene ninguna base bíblica. Además, el aspecto de reencarnación en esa enseñanza está en conflicto directo con la doctrina bíblica sobre la vida eterna o el castigo eterno para cada individuo nacido en este mundo.

2. Creacionismo

Enseña que Dios crea el alma al momento de la concepción o al nacer, e inmediatamente la une al cuerpo. El alma es pecaminosa no porque su creación fuera en alguna forma defectuosa, sino a causa de su contacto con la culpabilidad heredada por medio del cuerpo. Hay tres argumentos en respaldo del creacionismo.

Está más de acuerdo con pasajes de las Escrituras como Números 16:22 y Hebreos 12:9, que dicen que el alma proviene de Dios (mientras que, por el contrario, el cuerpo proviene de los padres terrenales).

Puesto que la naturaleza del alma es inmaterial no pudiera ser transmitida por la generación natural.

La naturaleza inmaculada de Cristo solamente pudiera ser posible si Su alma hubiera sido creada (y, por supuesto, no se hubiera unido con un cuerpo pecaminoso — para que Su persona fuera sin pecado). Los católicos romanos y muchos teólogos reformados prefieren el creacionismo.

3. Traducianismo

Este punto de vista sostiene que el alma es transmitida junto con el cuerpo por medio de los procesos de la generación natural. Hay tres clases de apoyo para esta teoría.

Escritural: Hebreos 7:10 indica un acto racional y moral de parte de Leví, que aún no había nacido; Génesis 2:1–3 declara que Dios descansó en el séptimo día de la creación porque Su obra creativa ya estaba terminada. No se indica ningún otro acto, como el crear nuevas almas; y el versículo 7 no permite que el aliento de vida sea soplado sobre cualquier otro que no sea Adán.

Teológico: el creacionismo pone a Dios en la posición de crear un alma perfecta (El no pudiera crear una pecaminosa), entonces permitirle caer, en el caso de cada bebé recién nacido. El caso del Cristo sin pecado es en todo respecto una excepción y no el patrón para decidir esta cuestión.

Fisiológico: el hombre siempre se considera como una unión de alma y cuerpo; por lo tanto, es más natural pensar que lo psíquico y lo físico se desarrollan juntamente.